Históricamente los faros han servido como punto de referencia para los navegantes, por lo que es común encontrar faros icónicos en múltiples costas alrededor del mundo. Un ejemplo es el Faro Holandés, situado en una montaña de la isla Gran Roque, en el Archipiélago Los Roques.

Este tiene más de un siglo cuidando a la hermosa isla, pues su historia comienza en 1842, cuando el gobierno decretó la construcción de faros en varias zonas costeras de Venezuela. Sin embargo, no fue sino hasta 1864 bajo el mandato del presidente Antonio Guzmán Blanco, que se inició su construcción. Este contactó al holandés Bonaire Cornelius Boyé para que se encargara del trabajo, a cambio de una concesión para quemar cal y explotar productos naturales locales. Lamentablemente, Boyé no cumplió su palabra, por lo que la concesión fue anulada. Años más tarde, en 1874, se construyeron las bases del faro con piedra caliza y piedra coral, y finalmente Pedro Boregón se encargó de concluir el proceso de construcción.

Una vez construido, el Faro trabajaba con un sistema de iluminación que operaba con carburo,  y tenía una visibilidad de 35 millas náuticas, es decir, aproximadamente 65 km, convirtiéndolo en una gran referencia para los barcos que navegaban por la zona.

Con el pasar de los años el faro se convirtió en un accesorio del paisaje roqueño, así como una popular atracción turística, en donde se tiene una vista panorámica del pueblo, los cayos cercanos y, si tienes suerte, del Ávila y la Isla de la Orchilla. A causa de esto, el faro ha sido restaurado en diversas ocasiones, e incluso reconstruido en el 2018.

El Faro Holándes no sólo ha guiado a navegantes al pasar las décadas, también ha servido como un ícono de hogar para los roqueños. Sebastián, una de nuestras tortuguitas, nos comentó que si algún día se perdía, sabía que la luz del Faro lo guiaría a casa.

En definitiva, el Faro Holandés es uno de esos tesoros que se encuentran en Los Roques. ¡No puedes dejar de visitarlo! Te recomendamos que vayas después de las 4:00pm, para que disfrutes los espectaculares colores que tiñen el cielo mientras el sol se esconde por el horizonte. 

Dato curioso: En sus inicios Luis “el holandés mocambo” Flores era el encargado de custodiar el faro, por lo que los roqueños lo bautizaron como “El Faro Holandés”.